Periodista: ¿Qué harías si tuvieses 1 millón de dólares?
Micaela: ¡Compraría talento! (Risas).
Si tuviese un millón de dolares, vendería mi alma al arte (aunque la tengo casi vendida), me reiría de las inflaciones y de mi gran interés por el zurdaje, los libros de economía y el forro delicioso ese de Marx y su Dieciocho Brumario, viviría mas el tiempo y seguramente dormiría menos por la sencilla razón de que no debería dormir para evadir problemas, le oraría a Cortázar, a Dostoievsky, seguramente a Pizarnik, por aquel librito que me encontré aquella vez, ¡a Nietzsche! por hacerme creer la mujer mas ingeniosa y peligrosa de Gualeguaychú, al menos. Le diría gracias cada domingo a mi abuelo por dejarme en herencia, la bibliografía de uno de los escritores mas Peruanos que he conocido, el Llosa. Cabalgaría junto a mis héroes de la infancia, sobre aquella primer lectura del Principito, María Elena, aquel Borges casi infantil, con su laberinto que al principio me encapsulo en una maravillada país Alicia por su similitud, los mitos Griegos de Martita, las lecturas prohibidas del Marquéz, y casi te juro que lloraría junto a Kafka por el parecido que Dios me dio a una cucaracha. Estoy afirmando también, que posiblemente llamaría cada día de esa existencia a mi ex profesora de Literatura y le lloraría por teléfono, casi gritándole ¡¡¡de veras he leído el Martín Fierro!!!
Vería en la rutina del resto, la posibilidad de escaparme a chamullarme un vago, a robar de algún comercio una botellita de scotch made in Argentina, a llevar aquel primer cuaderno de poesías infantes al Unzué y releerlo a las risas, el diario íntimo para redescubir mis primeros deseos, y revivir esos besos frutales atrás de las macetas de cerámica con ese nene que era tan lindo, pero tan incestuoso. Le agradecería a papá por haberme regalado esas palabras tan bellas de Mateo Allende y a Allende por su cholulo autógrafo, porque lo amo. Estaría atenta, a cada banda mala que saliese al mercado y les haría un piquete en su web, mientras que detras de mí, "Back to black" sonara incitándome a traer a Manuela. Y sí, le rendiría un homenaje en el desayuno a Piazzola, a los Beatles, y hasta a la Innocenti. Para mamá Grace, haría una poemario: cada día un verso nuevo, sobre la cantidad de palabras increíbles que utiliza cuando la hago calentar porque le digo que su tono de voz es demaciado soprano y las vibraciones en el aire me van quitando paulatinamente la audición. Miraría todos los días "Todo sobre mi madre" solo para ver los rastros de Almodóvar en cada cuadro y los labios de Cecilia Roth. Y hablando de Cecilia, volvería a terapia solo para decirte que sos muy parecida, y que de por si dentro de un tiempo andaré por ahí para pedirte un turno. Podría abrir la misma enciclopedia todos los días y encontrar un significado nuevo a lo mismo y si, soy tan creativa como una tapia de barro. También agarraría a "Viole" (mi guitarra, para quienes no tienen el gusto de conocerla) y tocaría "In a manner of speaking" con el solo propósito de recordar esas noches y esas cosas que no puedo decir, hermosa. Y... Morricone, Morricone de mi alma.
Jugaría con todo. Hasta con los soberbios (y soberbios que conozco, macho) jugaría para sacar información sobre sus egos y descubrir que no saben nada mas que de lo que hablan, que no tienen nada oculto, y por eso no se van a los pastos cuando hablan, como quien les escribe. Yo si tengo muchas cosas ocultas. Me gusta omitir. Pero si quieres te cuento. No es turbio, es mas bien libre. Pero si no me entiendes, te mato y me pago la fianza con el millón de dólares.
Fin de la cuestión.
Para la muñequita rubia. Te quiero mucho a pesar de que confundas a mi abuelo
con Ernesto Sabato.