sábado, 26 de enero de 2008

Los mitos no son de antes...

Incesto
Relata el mito del porqué del amor entre hermanos, basándose en la fantasía para explicar el fenómeno.
A las orillas del río “Katmandú” los hermanos, Escabilo y Prosperina juntaban agua para su morada, el sol estaba casi poniente; mientras que la noche la esperaba atenta. Desde el ocaso los miraba con envidia Eurídice, la gran Diosa, la suprema, la soberana. ¿Por qué los miraba con envidia?, porque nunca había sentido el amor de un hermano; ya que su padre, el gran Dios Filemón, había matado a todos los hijos varones que habían nacido, para no tener descendencia y para así conservar el trono por toda la eternidad. Pero de lo que Eurídice no se había percatado, era de que sus pensamientos estaban un tanto morbosos últimamente… y a falta de un hermano varón pensó en el incesto; el cual por precaves razones estaba prohibido. Al ver a estos hermanos decidió unirlos en lo más íntimo de sus voluntades, la expresión mas grande de amor que se podía tener entre dos semidioses, y así sentir la satisfacción del sentimiento, de respaldo y seguridad que le podría brindar ese tan codiciado hermano. Cegada de envidia, necesitaba formular un plan para poder desarrollarse con eficacia y vigor. Eurídice era una diosa, muy inteligente y al instante logró certificar su propósito; se encarnaría en el cuerpo de Prosperina, para así tener la complacencia de tener un fraterno. No todo se desarrollaría con tanta calidad como la brillante Eurídice había planeado, al no ser su hermano verdadero, ella se enamoró, y cayó inexorablemente rendida a sus pies ya que lo había mirado con los ojos de mujer. Y así; cada vez que un amor semejante surgía, era porque Eurídice encontraba a un nuevo protagonista a quien engañar con su astucia.
Otra boludez para el cole jajaja, después comenzaré a publicar cosas más "interesantes", a este lo escribí "con maca"... (maca se rascaba las pelotas mientras yo lo escribía jaja)

martes, 22 de enero de 2008

Hoy, un relato.

In extremis
Relata la historia de una desquiciada, a la cual la vida le ha dejado poco; y ella intentará ganarse parte de lo que perdió.
Se reía como una loca, si había alguien que había nacido para romper las reglas, esa era ella, se cortaba las manos y los codos con cuchillos, sufría y eso le daba un extraño placer; pero el tiempo necesitaba tomarse un descanso, un breve impás, algo pasajero diría ella. Las grandes borracheras y efectos del alcohol a las 9 de la mañana, también tenían secuelas, los ojos se le transformaban y una expresión maléfica le brotaba de entre los dientes. La mayoría decía que estaba loca, y jurarían que pronto la verían ahogada en la tina de baño, o colgada de una soga en el altillo. Entre alucinaciones, por las drogas que consumía, sintió despegar en un avión, sentía que la cabeza le temblaba y le daba vuelta a la vez, el sudor corría por entre sus cejas, temblaba y rugía como un tigre, sintió que intentaba subir un muro, y que las deportivas se le resbalaban entre los húmedos y verdosos ladrillos; imagina algo, o lo ve, nadie lo sabe, unas manos amigas le quieren ayudar, se niega, una puerta caoba se abre, mostrándole su utopía mas grande, la mas inalcanzable, mientras que se seguía resbalando deseaba con toda su alma poder sentir ese calor, eso perdido o tal vez nunca obtenido… El amor no era algo que sintiera periódicamente, pero recordó algo que la hizo sentir a gusto… ¿Cuándo se deja de amar? Cuando uno empieza a amar nuevamente, corto, extraño, pero literalmente verdadero… -¡He dejado de amar! –Pensó, -Es así, dejaré todo por recuperar lo que perdí, cruzare campos frescos por la mañana, cielos espesos por la tarde, insólitas lunas por la noche… Una casa en algún lugar de alguna parte de este mundo estaba diseñada para ella, pero sólo había un triste final… Una especie de profecía u oráculo, que determinaría la vida o la muerte de Eva. Malcom, entonces quiso abrir la puerta, pero no tenia picaporte. El cierre por dentro era hermético. -¡Dios mío! Nos hemos quedado encerrados los dos. -¿Los dos? –Dijo el muchacho –Los dos no; solamente uno. Y Malcom vio como el muchacho atravesaba la pared y desaparecía. Comenzó a gritar muy, pero muy fuerte, por supuesto como es normal en este tipo de historias nadie lo oyó. Eva sintió un fuerte atoramiento en su pecho, un zumbido en sus oídos y una tos tuberculosa le hacían notar el sufrimiento de Malcom -quien alguna vez fue su amante-, cuanto mas se tranquilizara Malcom, menos dolor sentiría Eva. Por supuesto que después de tantos años, el lo había olvidado. Presintiendo esto último salio corriendo, el día casi acababa, así como el tiempo, en un estado de locura incomprensible se larga a acelerar el paso aún mas, sentía que el corazón le iba a explotar, intentando hacer a un lado todo el cansancio y la fatiga, cierra los ojos por un segundo y ve su vida, su nueva vida, como seria si volviera a ponerle colores a sus mañanas y renovara el aire con nuevas cosas, pero tenia que volver al apuro de esa tarde asquerosa, pegajosa, sucia para poder acabar con todo, divisa a lo lejos la habitación, sin tapujos se dispone a correr como un caballo de carreras, esta mal, desquiciada y sola, intenta traspasar la pared. Fue todo un sueño, Eva duerme en su tibia cama, con unas cuantas arrugas en la cara y fantasiosas historias en su cabeza.
Lo escrbí para el colegio, no se que onda, me pintó publicarlo...