jueves, 19 de junio de 2008

Otro mito...

Omnis homo méndax
“Todo hombre es mentiroso”
(Editio precept, sin corregir)
Por: Micaela Romani
Mito que intenta explicar el fundamento de la mentira, basándose en la mentira misma y con el objeto de demostrar que el hombre además de ser un ser racional; es un ser mentiroso.
Se es la realidad que se piensa y se dice, más no la que se siente. Ocultar la verdad total o parcialmente de una situación, es un simple y cotidiano acto llamado “mentira”. Esta acción es una tentación que los hombres sufrimos todo el tiempo.
He aquí la historia de la mentira, concebida en el mismísimo vientre de la Diosa Eris, una de las mujeres más sorteadas de Europa. Mujer carroñera, astuta, ventajera y perspicaz. Los hombres, Dioses, semidioses, titanes, cíclopes y divinidades menores, intentaban no tratar con ella. Pero había una Diosa llamada Harmonía, cuya inocencia le forjaba hacer oídos sordos a cualquier comentario nefasto sobre cualquier persona. Harmonía, además de ser la Diosa de la paz y la avenencia marital; era casta y pura. Había pasado toda su vida esperando al Dios más sublime, ella esperaba encontrar la perfección de la perfección. Un día, iba Harmonía caminando por el bosque, juntando flores cuando de repente; aparece ante sus ojos el hombre más agraciado que hubiese visto en su vida, su nombre era Adrasto, era hijo de un antiguo Rey de Argos. Lo que la desdichada Harmonía no se imaginaba, era que ese hombre era nada más y nada menos que Eris, oculta en el cuerpo de un leñador de la zona. Desconociendo esto, Harmonía se acercó a hablar y al parecer su belleza física era proporcional a su belleza interior. Durante dos años se vieron cada mañana y se pasaron largas horas dialogando y conociéndose hasta que por fin Adrasto le propuso matrimonio. Harmonía, feliz; aceptó sin poner ninguna objeción. Mientras se sucedía el casamiento, en la casa de quién fuese Adrasto en realidad, es decir; el leñador, su madre -quien amortecía de una enfermedad incurable- y su hermana se preguntaban que habría sido de el, ¿porqué no había vuelto a casa?. Su hermana cuya gracia era Minetles, desesperada, angustiada y ya cansada de no tener respuestas claras inició una búsqueda imperiosa. Recorrió cada rincón de los reinos donde -precariamente- muchos mendigos y hombres sin hogar se asentaban. Pero desafortunadamente no logró hallar dato alguno de su hermano. Ya estaba oscureciendo, empezaba a hacer frío y el bosque comenzó a tornarse fosco, parecía que las plantas y los árboles hablaban, el viento soplaba fuerte y no había ni un alma en pena. Asustada, apuró el paso para regresar a su hogar, pero entre la oscuridad, el miedo de la noche y la infortuna -o tal vez fortuna en este caso- la llevaron a tomar un camino distinto, que sin saber la llevaría con su hermano. Caminó largas horas; hasta que el pavor, el agotamiento y la tristeza terminaron por ganarle. Divisó a unos pocos metros, una casa; pensó que tal vez podrían ayudarle a encontrar a su hermano, volver a su casa, o en el mejor de los modales, la dejaran descansar allí esa noche. Así que se dispuso a tocar la puerta... –¡¿Quién vendrá a molestarnos a esta hora?! –Exclamó Adrastro muy molesto. –No lo sé querido. Ve a fijarte por favor. –Le contestó Harmonía. Y Adrasto (Eris) abrió la puerta y quedó estupefacta. –¡¿Que quieres aquí?! –le gritó con ímpetu. –¡Verono, hermano mío!, ¿qué te sucede?, ¿porqué me gritas así?, ¿a dónde estuviste todo este tiempo? –Exclamaba su desdichada hermana. –No se de que hablas, desquiciada. Tú no eres mi hermana y yo no te conozco. Así que por favor vete. Absorta, y sin salir de su asombro, comenzó a hablarle de su infancia, su adolescencia y parte de su adultez; todo lo que había sucedido hasta entonces. Fue así que su buena intención pudo más que la maldad de Eris y le contó la verdad, le dijo que se había disfrazado con el cuerpo de su hermano para que Harmonía madurara. A pesar de esto seguía mintiendo en algunos detallas y no lograba dejar de hacerlo. Así que la misma labor que Eris habría realizado sobre Harmonía para lograr enamorarla, Minetles tubo que hacer para convencer a Eris que por favor le devolviese a su hermano, su madre estaba muy abatida y enferma, en estos dos años su enfermedad había avanzado mucho; ya casi no reconocía personas, pero aún seguía pidiendo por su hijo, quienes estamos a su lado profesamos que no le queda demasiado tiempo, y que al menos le gustaría ver a su hijo antes de partir. Luego de largo tiempo intentando convencerle Eris habló con Harmonía y le explicó la verdad, difícil de entender para ella, pero falló a favor de su verdadera familia y pensó que tal vez este leñador -cuyo nombre desconocía- era un buen hombre. Así que se arriesgó hacia un futuro no tan prometedor ni próspero pero que -tal como sus creencias lo dicen- podría y debería encontrarle el lado positivo. Luego que Eris salió del cuerpo y Verono se encontró con su familia, su madre agonizó por cuatro largos días y al final de este, falleció. Al punto de que Minetles le explicó todo y Verono no salía de su asombro se decidió a ir tras Harmonía quién no paraba de llorar desde hacía días. Al llegar a donde en algún momento había sido su hogar se encontró con un panorama desolador. La bella Harmonía rota en pedazos, en un lugar que a su áspero criterio aún le parecía sarcásticamente hilarante y burlesco. A pesar de su oficio, Verono era un hombre muy sensible y comprensivo, quien ante esta situación se vió muy tocado y decidió hacerse cargo, a pesar de que no había sido más que una víctima de la situación. Explicole a Harmonía quien era el, que hacía y como había vivido todos estos años. Secó las últimas lágrimas cristalinas que rodaban por sus mejillas y cuando lograron una vínculo especial entre sus miradas, Harmonía entre un llanto plañidero le preguntó. –¿Entonces no sabes quién soy? A lo que Verono contestó: –Se quién eres perfectamente tan solo mirándote a los ojos. Así, cada vez que Eris se disfrazaba con el cuerpo de alguien se creaba una mentira, la que muchas veces terminaba con la felicidad de las personas y no lograba cerrar las heridas de ninguna manera.
Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.
–Friedrich W. Nieztsche
FIN -------------------------------------------------
Bueno, tal como lo aclare al principio está sin corregir, en la primera edición, y encima me faltan las citas que no se donde habrán quedado y como corolario el Sr. Blogspot (grandísimo hijo de...) no acepta ni espacios, ni párrafos, ¡ni sangrías! jajaja, les juro que lo odio. Emm, hace bastante tiempo que no publicaba nada, así que como ven; he vuelto al ruedo. Espero el mito sea de su agrado, lo escribí hace unas semanas para el fuckin' colegio, así que... Sean felices, coman perdices y practiquen la paz. Creo que no diré nada más, jaja sí. Mejor me callo.

3 personas han dejado sus palabras aquí:

Anónimo dijo...

fotolog.com/clonespropios

MUY INTERESANTE TU BLOG!!!!!

comunicadoresenlaweb.blogspot.com

Unknown dijo...

Para que al pegar te salga como el texto copiado, Mika, tenés que pegarlo No en Escribir, sino en htlm (te aparece al lado).

Anónimo dijo...

hola mica muy copado el blog...yo solia escribir bastante en el mio ..pero bueno por razones de tiempo y los abatares de la maltida rutina, no puedo hacer mas qe unos copy paste ..bueno pasate a visitarme www.titodr.blogspot.com

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